Quizás uno de los aspectos más conocidos de la campaña presidencial de Donald Trump es su prometo de construir un pared y que México lo pagaría, como se ha declarado en numerosas ocasiones durante los últimos 14 meses. El empresario-se volvió-candidato presidencial también ha hecho muchos comentarios racistas sobre los mexicanos y ha afirmado que “cuando México envia su gente, no se está enviando el mejor, traen drogas, traen crimen. Son violadores, y algunos, supongo, son buenas personas.” No hace falta decir, Trump es un hombre extremadamente impopular entre los hispanos, por lo que su visita a México el 31 de agosto apareció inoportuna y impropio.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, otro hombre relativamente poco popular entre los hispanos, invitó ambos a Trump y su mayor competidora Hillary Clinton a México, pero sólo Trump aceptó la invitación. Tal vez Peña Nieto crea que al hablar con Trump que él podía enfrentarse al candidato republicano sobre sus comentarios dañinos hacia el pueblo mexicano y su plan propuesta para construir una pared y obligar a México a pagar por ello. Al hacer esto, podría haber esperado ganar un poco de respeto de su pueblo y ligeramente elevar sus índices de aprobación terribles, pero después de la reunión, el público, y muchos políticos, que se cree Nieto apareció sumisa en presencia del franco y arrogante Trump. Al menos, México pensó que el episodio fue una humillante desastre.
Por otra parte, Trump quizá esperaba ganar más popularidad entre los votantes hispanos con su visita política a México. Como muchos políticos, sin embargo, aprovechó la oportunidad simplemente para aparecer como presidencial e internacional como sea posible. A lo largo de su campaña, gran parte del público se ha cuestionado la capacidad de Trump para hablar e interactuar inofensivamente con otros líderes mundiales, y su reciente visita a México hizo poco para calmar esos temores.
Como era de esperar, las preguntas más comunes después de la visita de Trump a México fueron preocupantes sobre las discusiones de la pared infame y quien pagarían por ello. En este area, Trump y Nieto tienen explicaciones contrastantes de qué exactamente se decidió durante su discusión. Cuando se le preguntó sobre la pared, Trump en breve respondió: “¿Quién paga por la pared? No discutimos ella.” Por el contrario, Nieto puso en Twitter, “Al principio de la conversación con Donald Trump, me dejó en claro que México no pagará por la pared.” Trump ha dicho ya que ambos lados comprendían la postura de la otra y por lo tanto no tenían que discutir el pago de la pared, pero ambas partes parecen haberse negado a cambiar sus posturas desde la discusión.
A partir de ahora, la visita de Trump a México no realmente logró mucho más que la obtención de oportunidades para el candidato republicano a aparecer presidencial en un país vecino que se ha burlado continuamente por más de un año. Por lo que Nieto, invitando a Trump a México demostró ser aún más ruinoso para su reputación como el país que gobernaba sobre la visita vio como poco menos que un fiasco.
